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Design made for space

Products

La estética Era Espacial y el Radiofonógrafo rr126

Ground Control to Major Tom
Ground Control to Major Tom
Take your protein pills and put your helmet on

Space Oddity
David Bowie 1969

En la época en que el programa espacial ruso y estadounidense aun dejaban boquiabiertos y con la barbilla hacia el cielo a millones de niños de todo el mundo, un movimiento estético denominado Era Espacial trató de interceptar y captar los deseos espaciales y cósmicos que el hombre había desarrollado después de la Segunda Guerra Mundial.

La era espacial o space age comienza oficialmente el 4 de octubre de 1957 cuando la Unión Soviética lanza el satélite Sputnik. Poco después, con la explosión de los años 60, la fiebre espacial hizo su entrada en el diseño y en el mobiliario de interior: objetos futuristas y futuribles con una clara referencia utópica a un mundo en el que viajar y vivir en el espacio era lo cotidiano, primero invadieron los sueños de los diseñadores y luego las tiendas de todo el mundo.
Plásticos de colores, metales reflectantes dominaron la escena durante una década, dando a los proyectos una mirada futurista.
champignons de l’époque.

Incluso las formas jugaron un rol clave en la generación de una atmósfera elegante y futurista. Un ejemplo llamativo fue el tratamiento que la ola Era Espacial operó en los ángulos de los muebles: se suavizaron gradualmente en líneas suaves y sinuosas que son imposibles de resistir. Ejemplos de esto son el sillón de huevo Ball Chair y las numerosas lámparas de hongo de ese período.

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Radiofonógrafo rr126

En 1965, en plena moda Era Espacial, Achille y Pier Giacomo Castiglioni diseñaron un objeto para Brionvega cuya notoriedad y mitología se elevan sobre la historia del diseño del siglo XX y cuya leyenda y encanto permanecen intactos hasta el día de hoy: el radiofonógrafo rr126. El personalismo de la tecnología, ya en íntima relación con lo humano, estaba ya en la idea de los Castiglioni de una tecnología y de un objeto que acompañara, un objeto relacionable que pudiera ser mirado a la cara bajo pena solo de la graciosa extrañeza de verse reflejado en el rostro sonriente de un robot.

Sus aristas redondeadas, los característicos cubos perforados suavizados en las asperezas, permiten que esta pieza entre, por derecho, en la perspectiva de la Era Espacial incluso trascendiéndola.
Se podría decir que el radiofonógrafo se sitúa en el límite estético del movimiento de la Era Espacial y es también idealmente su testamento final.

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Bowie/ Brionvega

El manifiesto del aflato espacial y cósmico del radiofonógrafo no escapó a un fanático espacial muy particular. David Bowie era admirador y orgulloso propietario de un radiofonógrafo Brionvega que apreciaba tanto por sus cualidades estéticas como mobiliario exclusivo como por la calidad de la reproducción musical.
Justamente él, el hombre que con Space Oddity en 1968, unos años después, llevó a todos al espacio.
Las similitudes entre el cantante inglés y el icónico diseño sonoro de los Castiglioni son muchas y no solo circunstanciales. El misterioso encanto de la estrella de rock con ojos diferentes, su carácter serio, pero capaz de extrema ligereza, la estética futurista, el constante rearmado de los elementos estilísticos internos, la intensa relación que el músico siempre tuvo con sus fans: a la vez cercano e inalcanzable, íntimo y desprendido, estas son todas las características que encontramos en la obra maestra de los hermanos Castiglioni. Un objeto verdaderamente misterioso que pide ser conocido, establecer una relación con él, ajeno, pero que nos habla de algo que conocemos bien, que nos resulta familiar a pesar de su extrañeza. Además, un objeto iridiscente, modular y continuamente reconfigurable para satisfacer las necesidades auditivas del usuario.

Se dice que, excepcionalmente, la perilla derecha del radiofonógrafo de Bowie se pintó de negro para hacer juego con la heterocromía del cantautor inglés, quien tenía, como se sabe, un ojo marrón y el otro de un azul intenso como para subrayar las dos almas, el conflicto interno de sus dos naturalezas, que caracterizó su genio artístico.
El radiofonógrafo rr126 diseñado por Achille y Pier Giacomo Castiglioni y propiedad de David Bowie fue subastado el 11 de noviembre de 2016 por el increíble precio de 257.000 libras.

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Un diseño más allá del espacio y el tiempo

Hoy el radiofonógrafo es para nosotros contemporáneos una pieza por descubrir y redescubrir, inagotable en su capacidad de estimular la fascinación sigue siendo un objeto misterioso y fotográficamente incontenible. De hecho, el suyo es un diseño móvil que no cristaliza en el icono fotográfico que lo representa, sino que se mantiene vivo y cambiante y que todavía hoy despierta y hace cosquillas en la imaginación de miles de personas que lo poseen o simplemente lo conocen y admiran.

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Para todos ellos hemos decido sacar nuevamente este mítico objeto.
Ensamblado con materiales y componentes de primera calidad, actualizado en términos de técnica y completamente Made in Italy.
En los colores blanco, rojo, naranja y en edición limitada nogal Canaletto.
La reedición del radiofonógrafo rr126 es nuestro homenaje al diseño de sonido más famoso del mundo.

El característico rostro robótico sonriente, formado por los pulsadores y los potenciómetros traduce lo que el radiofonógrafo es para nosotros hoy: una mirada hacia el futuro, vista desde el pasado.

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